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Salud en el hogar (II): Humidificadores

Los avances tecnológicos permiten crear entornos más saludables y mejorando y alargando la calidad de vida. Es posible mejorar la calidad del aire en el hogar para conseguir un ambiente más sano y confortable. Como en la anterior entrada de ‘Salud en el Hogar’ traemos algunos adelantos que permitan hacer de casa un lugar más sano, en este caso con los humidificadores.

Los entornos secos dificultan la respiración, resecan la piel y los ojos y favorecen la aparición de faringitis. Sus efectos perjudiciales se extienden también al mobiliario, pudiendo provocar desperfectos en suelos de parqué y muebles de madera. La sequedad en el ambiente hace que se desprenda la pintura y se agrieten las paredes. Al mismo tiempo, la electricidad estática que genera daña los aparatos electrónicos.

El uso de humidificadores está especialmente recomendado en viviendas con niños pequeños, gente mayor o personas con problemas respiratorios. Aun así, su uso resulta beneficioso para todo el mundo.

Los niveles de humedad idóneos en una estancia son de entre el 40% y el 60%. Si no se consigue alcanzar estos niveles se debería utilizar un humidificador que contrarreste la sequedad.

El tamaño del depósito del deshumidificador dependerá del tamaño de la habitación deberá variar. Para que den buen resultado se recomienda un litro de depósito por cada 10 m2.

Los humidificadores del mercado

Existen dos tipos de humidificadores en el mercado diferenciados según si desprenden vapor caliente o frío.

Los humidificadores de vapor caliente, también conocidos como de ebullición, calientan el agua hasta hacerla hervir y liberando la humedad. Esto supone una de las ventajas de estos humidificadores, ya que esterilizan el agua y evitan la presencia de bacterias. Requieren de una limpieza regular para eliminar los restos de cal acumulada en el depósito. Su manipulación debe hacerse con cuidado para evitar quemaduras con el agua hirviendo. La pega de este tipo de humidificadores es que no es posible regular el nivel de humedad.

Por otro lado están los humidificadores de vapor frío. Con ellos el riesgo de manipulación es menor, pues funcionan con agua fría. Sin embargo, es necesario limpiarlos diariamente debido a que, al no hervir el agua, no consiguen eliminar las bacterias.

Actualmente hay dos modelos distintos de humidificadores de vapor frío. Uno de ellos son los evaporativos, que evaporan el agua en el depósito y la liberan mediante un ventilador interior. Este tipo de humidificadores suelen ser lo más económicos, no obstante, no permiten regular el nivel de humedad, provocan algo de ruido con el ventilador y es necesario limpiar los filtros con regularidad.

El otro modelo de humidificadores de vapor frío es el ultrasónico. Utilizando las vibraciones de sonidos de alta frecuencia expulsan el agua al exterior desde el depósito. Entre sus ventajas destacan su consumo mínimo de energía, que no utilizan filtros, por lo que su mantenimiento es muy sencillo, y que, al prescindir del ventilador, no hacen ruido.

El mantenimiento básico de los humidificadores consiste en hacer una limpieza frecuente del depósito y los filtros para evitar que se originen bacterias. Además, el agua del depósito debe cambiarse a diario.

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